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El Doctor Juan Carlos Castillo, máster en reproducción asistida y profesional de la clínica Fiv Valencia, quién nos acercó a los problemas actuales de las mujeres y hombres en cuanto a fertilidad se refiere, de cómo afrontarlos, de las posibilidades de la reproducción asistida y de sus muchas alternativas. Asimismo, dejó claro que la Infertilidad debe ser considerada como una enfermedad.
En el caso de la esterilidad femenina, la causa fundamental es socioeconómica, desde la década de los 50 –con la llegada de la píldora anticonceptiva- la mujer toma un poder decisivo sobre su fertilidad, pudiendo “controlar” el momento en el cual tener hijos, a este hecho se suma el acceso de la mujer a niveles educativos y económicos cada vez más elevados, y su desarrollo personal y profesional ocasiona que muchas veces decidan postergar la maternidad muy por encima de los 30 años.
Además es innegable el hecho de la extendida creencia que por más que se demore la maternidad las Técnicas de Reproducción Asistida (TRA) siempre podrán hacer que se pueda quedar embarazada, hecho que no es del todo cierto. En el caso del varón, hace algunos años una serie de publicaciones alertaron de una posible disminución de los valores seminales, achacados a factores fundamentalmente medioambientales (pesticidas, polución, tóxicos volátiles, etc.); sin embargo estudios posteriores patrocinados por La Organización Mundial de la Salud (OMS) no corroboraron tales aseveraciones, por el contrario los criterios mundiales para valorar un seminograma propuesto por la OMS el 2010, ha bajado los niveles para considerar que un semen esté “alterado”. Se habla de nuevo mucho acerca de si la infertilidad es una enfermedad o no.
La infertilidad es una enfermedad. En el año 2009, la OMS junto con el Comité Internacional para la Supervisión de las Técnicas de Reproducción Asistida (ICMART) reconocieron a la esterilidad como una enfermedad en su nuevo glosario de TRA, definiéndola como: “una enfermedad del sistema reproductivo, y la no consecución de embarazo clínico tras 12 meses o más de relaciones sexuales sin anticoncepción.” Este hecho fue fundamental para dejar de etiquetar a la infertilidad con el calificativo de “medicina de lujo”, ya que al ser catalogada de enfermedad, su tratamiento debe tener acceso a las prestaciones de seguros médico o seguridad social.
Muy probablemente en el futuro, las células madre sean el “fin del reloj biológico de la mujer”. Dos estudios muy recientes han demostrado que este hecho es posible en animales de experimentación (ratonas). En el primer estudio se logró aislar células madre de ovarios de ratonas, las cuales fueron trasplantadas en ovarios de ratonas estériles que luego lograron embarazos y camadas normales; células madre similares han sido halladas recientemente en ovarios humanos. El segundo estudio logró cultivar células madres provenientes de la piel de ratonas, que posteriormente fueron implantadas en los ovarios, éstas dieron lugar a óvulos que fueron fecundados, transferidos y dieron lugar a camadas normales.
Estos resultados ciertamente marcan hitos importantes en el desarrollo de “óvulos de laboratorio” sin embargo queda aún un largo camino de investigación, pero además ético y legal para que finalmente estas técnicas logren aplicarse en humanos. Esperemos pues con confianza.
En la mujer existen enfermedades que puedan afectar directamente la fertilidad, un ejemplo clásico es la obstrucción de las trompas de Falopio (frecuente secuela de alguna infección ginecológica previa), en este caso es obvio que si el “camino” está bloqueado, la pareja no podrá tener hijos de forma natural y tendrá que recurrir a las TRA; en esta línea podríamos nombrar otras como el síndrome de ovarios poliquísticos (ocasiona problemas de ovulación) o patologías que pueden alterar la implantación de los embriones tales como un pólipo o un mioma intrauterino.
Sin embargo, la mayoría de veces no existe una causa obvia aparente, es aquí donde el ojo especializado detecta problemas donde “aparentemente” no los hay, y estos casos son los más frecuentes, hablamos por ejemplo de la reserva ovárica disminuida que se acentúa con la edad, aunque hasta un 10% de mujeres tendrá un disminución rápida incluso antes de los 35 años, todo esto en presencia de reglas normales. Nos referimos también a la receptividad uterina disminuida, detectar un endometrio cuyas características ecográficas (grosor disminuido, apariencia heterogénea) indiquen una disminución en las posibilidades de implantación embrionaria; y otras algo más infrecuentes como problemas de coagulación (trombofilias) y alteraciones genéticas.
En el varón, lo más habitual es la calidad seminal disminuida (catalogada según criterios de la OMS 2010), la gran mayoría de casos sin una razón aparente, aunque en casos de disminución severos siempre habrá que descartar una patología genética de fondo. ¿Qué le recomendaría a la mujer para que fuese más fértil, para que tuviese menos problemas? Recomendaría recordar un hecho fisiológico evidente; el pico de la fertilidad femenina está en los 23 años, luego todo es declive, y a partir de los 36-37 años el declive es abrupto. Recomendaría que traten de tener hijos entre los 25-30 años.
En caso de que decidan postergar la maternidad, que realicen controles del estado de la reserva ovárica entre los 30-35 años, y que por encima de esta edad acudan a un centro especializado si no logran embarazarse tras un lapso de 6 meses a un año. Añadiría que una alimentación y hábitos saludables son muy importantes, ya que existen estudios que demuestran que el simple hecho de establecer una dieta mediterránea saludable incrementa las opciones de embarazo tanto espontáneo como en ciclos de FIV.
La no consecución de una gestación tras 12 meses de relaciones sexuales sin anticoncepción, establece el límite para iniciar el manejo de una paciente por infertilidad; en nuestra opinión este tiempo debe reducirse a sólo 6 meses cuando la mujer tiene más de 35 años de edad; o tenga alguna enfermedad de fondo que pueda tener un impacto negativo en la reserva ovárica, como por ejemplo alguna cirugía ovárica o endometriosis.
El manejo de una pareja infértil involucra aspectos médicos, sociales y psicológicos trascendentales y sumamente íntimos; es por ello que es fundamental el soporte psicológico-emocional a estas parejas antes y durante todo el proceso de tratamiento. Junto a ello, ponerse en manos especializadas y seguir el proceso y las instrucciones confiando en su médico, hasta alcanzar el objetivo deseado, y no desanimarse con los negativos, ya que esta suele ser una “carrera de maratón y muchas veces….con obstáculos”.
Si bien no está claramente establecido que los aspectos psicológicos puedan ser causa de infertilidad per se ni los estudios realizados hasta ahora se han mostrado concluyentes respecto a si recibir apoyo psicológico incrementa o no las posibilidades de gestación, lo que es bien cierto es que un porcentaje muy importante de mujeres que están en TRA sufre de estrés e incluso depresión, siendo estas molestias una de las principales causas de abandono de los tratamientos. Es por ello que resulta altamente recomendable proporcionar a la pareja asistencia emocional, pues su calidad de vida durante el tratamiento es mucho más alta y por ende su adherencia al mismo.
El tratamiento de la infertilidad tiene que ver con aspectos tan trascendentales como la transmisión de la herencia genética y otros sumamente íntimos como la “falta de fertilidad” que se puede interpretar como “falta de valía como persona”; la pareja ve e interpreta que algo tan “fácil” para otras parejas, como el hecho de tener hijos, se plantea como un problema para ellos que inclusive involucra tener que acudir a centros especializados, además existe una estrecha relación entre fertilidad y sexualidad y muchas veces las parejas confunden infertilidad e inadecuación sexual. Esto no debería será así ya que se estima que un 15% de las parejas tendrán problemas para concebir; y la medicina está allí para ayudar en esos casos, este hecho lo atestiguan los 5 millones de nacidos por TRA en todo el mundo hasta el momento.
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